Por. Ornella Confessore
Repasando la correspondencia de santa María Dominica Mazzarello, creo poder afirmar que la Madre infringió estas categorías, ya que conquistó por dos veces la palabra, como mujer y como santa. Como mujer se desgajó, a través de una modesta instrucción, del anonimato de su pequeño mundo piamontés, y se presentó a la sociedad y en la sociedad. Reivindicó, como religiosa, un derecho a la acción y a la actuación que la Iglesia, anclada todavía en el Ochocientos, heredera de una antigua postura del siglo XVI, no reconocía a los santos, para los cuales mantenía la obligación de vivir en el escondimiento y en el silencio.
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