Estábais todas presentes: algunas personalmente, otras en red vía fax o vía satélite, seguramente vía corazón. Os llega ahora mi viva gratitud por la experiencia de unidad del Instituto a la cual han contribuido todas las inspectorías.
Es este un aspecto de la profecía del “insieme” que permite mirar con esperanza el futuro.
“Hagámonos santas; debemos hacernos grandes santas”: son las palabras de María Dominica después de la primera profesión religiosa. Muchas de vosotras habréis releido las páginas de la cronohistoria que relatan los acontecimientos del 4 y 5 de agosto de 1872.
Hermoso y gran responsabilidad ser parte de este proyecto de DIOS para la niñez y juventud.
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